Con 69 años,
a pocos meses de los 70, mi madre se jubiló el pasado viernes. Es médico,
pediatra, y lo seguirá siendo. Lejos quedan aquellos años universitarios donde
una mujer que estudiaba Medicina era una avanzada. En su clase, las féminas
eran minoría, raras, no más de dos docenas. Corría el año 1960. 52 años han
pasado desde el día en el que con 17 años iniciaba la Universidad hasta ahora en el
que se despide de sus colegas. Se jubila.
Se ha
resistido a marcharse, a decir adiós a sus pacientes. Le ha cogido cariño a
unos niños, que se han convertido en mamás y en papás y han llegado a abuelas y
abuelos e incluso algún tatarabuelo. 42 años en el mismo puesto de trabajo disfrutando,
¡qué lujo! Se despidió reconociendo que había tenido el enorme privilegio de
dedicarse todos estos años a trabajar en lo que lo que gusta.
Siempre al
día, leyendo, informándose. Tímidamente orgullosa de esos escasos días, en los
que una decisión suya salva la vida de un pequeño, porque en el día a día su
dedicación a los niños ha sido una maravillosa sucesión de catarros, mocos,
fiebres, sustos de mamás, roturas. El día a día de un pediatra, tan necesario,
tan tranquilizador.
Pero, Sefa,
mi madre en realidad no se jubila, no quiere, no puede…Sus compañeros le han
regalado un ordenador portátil, porque ella quiere seguir estando al día y
zambullirse en el "mundo internet". En su largo caminar profesional,
sus siete hijos hemos visto a una madre moderna, que ya entonces conciliaba su
vida familiar y laboral sin proponérselo, con absoluta normalidad. Hemos tenido
la gran suerte de disfrutar de una madre universitaria.
Mi homenaje,
al que se suman mis dos hermanas (el resto, hasta 7 hermanos son varones), a la
madre que nos ha enseñado a vivir, con ella hemos aprendido a "meter
cabeza" en las cosas, a pensar, a decidir analizando todos los puntos de
vista, a escuchar, a pedir consejo, a no desanimarse nunca. Ella también nos ha
enseñado austeridad, la misma que hoy se impone por necesidad. Siempre recordé
esos enormes bocadillos de salchichón, porque no había Nocilla en casa.
Y, lo más
importante, nos ha enseñado que la familia es el lugar donde nos quieren por lo
que somos, no por lo que hacemos, no por los éxitos o los fracasos. Nos quieren
sin más. Y, aunque nunca se lo he dicho, muchas veces me veo diciendo o
haciendo cosas igual que ella…Le hemos "prestado" nuestra madre a sus
pacientes, ahora recuperamos algo más de madre, a la abuela y a la mujer que
siempre, siempre, tiene un rato para cada hijo y que ha sido una gran amiga de
vida. Gracias.
Siempre brillante en la escritura. Me ha encantado.
ResponderEliminarMuchas gracias! Estrenando
EliminarCreo que si de esta no me emociono, me cierran el local del corazón por falta de productividad.
ResponderEliminarMuchas gracias, Anísima y perdón por el retraso en contestar.
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